FAUNA MARINA

octubre 27, 2009 a 3:58 pm (Argentina, Península Valdés y alrededores, Sudamerica)

Imagina por un momento que estás en el sofá, justo después de comer, con uno de esos documetales de fondo de la 2, una monotóna voz  explicando cómo en los meses de octubre miles de animales llegan a las costas patagónicas para la reproducción…

Cada uno en su lugar: las ballenas en Puerto Madryn, los leones en Punta Loma, los elefantes en Península Valdés, los pingüinos en Punta Tombo…Irremediablemente te quedas dormido, y sueñas que viajas allá… ya no oyes esa voz monótona, sino de pronto en la playa una ballena respira fuerte golpeando con su cola en el mar, tan cerca de ti que sabes que podrías alcanzarla nadando desde la orilla si no fuera por el viento frío que corta tu piel. Un enorme elefante marino reptando por la arena imponente, te mira. Dos o tres leones marinos rugiendo entorno a sus respectivos harenes de hembras y crías en una hermosa cala, nadando, haciendo peripecias en el agua, buscando un poquito más allá un pingüino despistado que les pueda alimentar… y los pingüinos torpemente saliendo a tierra, pasando de ser un ágil patito a un torpe enano con pico paseando a unos centímetros de ti. Ahora hinchando sus pulmones y formando con su cuerpo una cruz pía, casi rebuzna, mirando al cielo, donde en un perfecto triángulo rosado, los flamencos descienden de nuevo a la playa cuando la marea baja… Y tú, allí, parece que a nadie le importa que estés… eres uno más entre esta fauna marina durante el tiempo que dura el sueño de una siesta… tan mágico y fugaz que nunca sabrás si fue real.

Éste fue le último animal que vimos antes de que "nos invitaran a abandonar la Península" por encontrarnos en territorio prohibido. "Creo que el tipo se enojó porque él nunca los vio tan cerca"- dijo Javier

Ahora bien, lo que seguro fue real es que necesitábamos cómo llegar a todos aquellos sitios sin que «nos sangraran» con las miles de excursioncitas preparadas… «¡Alquilar un coche!» pensamos, pero la que tenía carnet no sabía conducir, y quien conducía no tenía carnet… así que era el momento de desplegar nuestras armas para hacer amigos en la puerta de un Rent a Car: Hortensia, Eduard y Javier fueron nuestras presas, tres estudiantes franceses con quien compartimos estos dos días de «siesta».

De izq a dcha: Esther, Hortensia, Eduard, Gerardo, Javier