Rumbo a oriente…

diciembre 17, 2009 a 12:22 am (Bolivia, Sucre - VillaTunari y Santa Cruz, Sudamerica)

… En busca del hogar 4 vientos, el que fue también nuestro hogar en otro tiempo.

– ¿Capital de bolivia? Tiempo.

– La Paz

– ¡Ooooh! Respuesta incorrecta, la capital de Bolivia es Sucre.

Aunque nadie lo sepa, así es. Sin embargo La Paz posee dos de los tres poderes y de ahí su reconocimiento. El país se encuentra con una inestabilidad política permanente y la verdad es que poco – nada han cambiado las cosas desde que estuvimos aquí hace 2 y 3 años. Básicamente existe una rivalidad entre oriente y occidente, los cambas y los collas respectivamente. La diferencia entre ellos es cultural e igual que en el extranjero conocen a España por el flamenco y los toros, aquí la imagen clásica de las mujeres con sus trenzas y el bombín, las telas coloridas y las llamas es cierta, pero representa sólo a occidente, a los collas. Los cambas no se sienten indentificados con todo esto y de hecho existe hasta un cierto racismo hacia los indígenas.

Centro colonial con una limpieza y orden que no existe en ninguna otra parte del país

 Desde Cochabamba vamos abandonando la altura, y nos abrimos paso al clima tropical de la mano de Villa Tunari. Mas no fue fácil… » Zona geológicamente inestable » – anunciaban las señales. De pronto estamos parados en la carretera. ¿Un atasco? ¿Un accidente? Indagamos: un derrumbe. » La semana pasada estuve dos días esperando a que habilitaran el paso» nos comenta un camionero que venía con su familia desde Perú y que realiza frecuentemente este trayecto. A la gente parece no importarle: se bajan, pasean, se bañan en el río, una mujer hace el agosto vendiendo helados a la larga fila de autos, y nosotros nos sumamos a quienes esperaban tirados a la sombra…

Por fin llegamos a Villa Tunari. Verde. Humedad. Lluvia. Mosquitos. Frutas. Paraíso de las frutas más bien. Una variedad tal que abarca frutas desconocidas para nosotros: achachairú, ocoró, guayaba, papaya, toronja, camucamu, chirimoya, cacao… y el mango… manga piña, manga manzana, manga rosa, manga uva… ¡manga hasta por los suelos! Tranquilos, llevamos las semillas, puesto que la esperanza es lo último que se pierde… aunque difícilmente podrán germinar si necesitan la cantidad de calor y agua que hay en esta zona del Chaparé. Y es que las 4 noches que pasamos presenciamos las tormentas más fuertes de nuestra vida:los relámpagos iluminaban la habitación, los truenos se oían detrás de la puerta y el agua hizo de nuestro cuarto una pequeña laguna donde flotaron todas y cada una de nuestras escasas pertenencias.

Cabe mencionar que no sólo se produce fruta, sino que es la mayor fuente productora de coca del país. Sin embargo, queremos creer que lo más conocido es el parque Machía, donde trabaja un voluntariado internacional reinsertando en su hábitat natural animales salvajes que fueron maltratados y rescatados, desde monos, perezosos, parabas, hasta pumas.

Lo que parecía un sueño se hizo realidad: volvíamos a Santa Cruz. Muchos recuerdos, muchas historias, mucha gente a la que nos hacía ilusión ver otra vez. En definitiva una parada muy emotiva. Disponíamos de una semana aproximadamente, muchos planes por hacer, pero de nuevo la salud nos puso freno. Parece que en Bolivia no sólo hay que aclimatarse a la altura, sino también a la comida. Vania y Nato, la familia bolivo-brasilera, nos acogieron nuevamente y nos abrieron las puertas de su casa.

Y llegaba la visita más esperada: el hogar 4 vientos, con las ganas de ver a los niños con los que convivimos durante 2 meses. Aparecimos por sorpresa y fuimos sorprendidos cuando los chicos nos reconocieron con tanta alegría. Todo seguía igual, la misma rutina. Parecía que el tiempo no había pasado. A los más pequeños ya se les entendía al hablar; los que les seguían, habían dado ya el estirón ( aunque aquí no crecen mucho…); y los más mayores eran ya adolescentes. También encontramos nuevos fichajes de todas las edades, ¡el más chiquitín de 2 años!

 La parte negativa fue los que no estaban, pues sus vidas ahora y sus futuros no son muy alentadores. La realidad en Santa Cruz es dura. Consta de 3 000 niños abandonados y hay alrededor de 70 orfanatos. Cuando te pones en la piel del director de uno de ellos, se te plantea una duda por cada solución. Se intenta trabajar con un régimen mixto, ¿cómo evitar los embarazos no deseados? Sería mejor un régimen abierto donde pudieran conocer la ciudad en la que viven, ¿cómo combatir los peligros? Lo ideal sería poder ofrecer unos estudios universitarios o un oficio para su futuro, ¿cómo poder enseñarles cuál es realmente la realidad que les espera fuera?

Tuvimos la oportunidad de conocer otro orfanato gracias a nuestro amigo Froi, un ex-trabajador de 4 vientos. Nos mostró lo que allí hacían, las directrices estaban más asentadas, tal vez debido a los 50 años de experiencia acumulada por la institución en 9 países diferentes. Sin olvidar que los fondos son claramente más abundantes, las expectativas más pretenciosas: esperan albergar hasta 500 niños y piensan en el futuro de estos más allá… uno de los principales dirigentes de NPH una vez fue uno de esos niños huérfanos en México.